EsTe Es Un EsPaCiO DeDiCaDo A tOdAs EsAs FaNtAsIaS(cUeNtOs,HiStOrIaS,eTc.) y AlGuNo QuE oTrO dEsPlIeGuE dE EmOcIoNes...
La ExCeNtRiCiDaD sE uBiCa En EsE bOrDe SiLeNcIoSo Y AbIsMaL dOnDe La SaNiDaD pUeDe LlEgArSe A cOnFuNdIr CoN lA LoCuRa...
sábado, 26 de junio de 2010
Capitulo 2: Secreta rivalidad
Los días pasaron y tanto los chicos como Abril se habían entendido bastante bien, tanto que parecía que ya se conocían desde hace tiempo…
(Abril y Tom practicando box)
- ¿Es todo lo que tienes? Pegas como nena- Se burlo Abril ante los pequeños golpes que le propinaba Tom al estar practicando box con ella.
-Jaja no quiero noquearte, eso sería abusar de mi fuerza- Respondió muy confiado Tom ante el intento de provocarlo de la chica, pues efectivamente Tom creía que Abril no debía ser golpeada tan bruscamente.
-Jajaja ya te dije que no soy débil, crecí entre hombres y se defenderme-Continuo Abril ante la resistencia de Tom de tirarle un buen golpe. Gustav quien estaba jugando video juegos con Georg y Bill interfiere…
-Ya pégale bien Tom, quiero ver como ella te noquea a ti, créeme cuando te digo que Abril no es una chica normal…-Dijo el chico muy confiado de la resistencia de Abril.
- Tomsito en un gallina, Tomsito tiene miedo, Tomsito es una nena- Continúo Abril, con el fin de provocar a Tom y así poder practicar mejor.
-Odio que me digas Tomsito ¡no soy un niño para que me digas así!- Exclamo un tanto molesto al escuchar cómo Abril se burlaba de él.
-Déjame recordarte que tienes 20 escasos años y yo 23, así que para mi si eres un niño, pequeño…Tom…si…to…- Respondió en tono diplomado a Tom, insistiendo ahora sutilmente con una mirada retadora y golpeando un poco sus guantes. Mientras Abril decía todo eso a Tom, él se quitaba uno de los guantes, cuando termino no dudó en propinarle tremenda nalgada que hizo gritar a la chica…
-¡Pequeño mis polainas!- Se burlo el chico al escuchar el grito de Abril.
-¡Eres un imbécil Tom!- Exclamo Abril pues Tom no había medido su fuerza.
-Jajaja así se les pega a las chicas como tú, ahora si encanto pégame si quieres-Tom extendió sus brazos a lo que Abril no esperó para tirarle un golpe en la mejilla que ocasiono que Tom cayera al suelo y las risas de los presentes…
-¿Qué decías Tom? Jajajaja- Exclamo Georg sin poder evitar una risa contenida.
- Jajajaja ¿estás bien Tom? Jajajaja Lo siento jajaja no puedo dejar de reírme jajajaja- Continuo Bill acompañando a Georg en la burla hacia Tom.
- Jajajaja Esto será un clásico jajaja- Rio Gustav con una risa que intentaba disimular pero que debido a la situación no pudo evitar.
-¿Estás bien Tom? Se me paso la mano discúlpame jejeje-Dijo Abril acercándose a Tom con un gesto de preocupación hacia el chico.
- ¿Acaso también eres boxeadora? ¡Pegas como mula!- Respondió exaltado Tom, llevándose la mano a su mejilla la cual se había puesto tan roja que el dolor que externaba coincidía con el color.
-Lo siento…Susurro Abril disculpándose y mostrando una cara angelical ante el chico que yacía en el suelo…aquella dulce mirada lograba que Tom la disculpara en cada travesura que ella hacía desde su llegada días atrás…él no comprendía como esa chica lograba tal efecto en todos, pero en especial en él, quizás porque eran tan parecidos que creía que ella era su versión femenina…
-Ven, acompáñame a la cocina-Dijo la chica extendiendo su mano a Tom.
- Primero me pegas y ahora quieres que vaya contigo ¡estás loca!-Respondió Tom con un tono irónico, y negándose con la cabeza a seguir a la chica.
Abril movió los labios para indicarle que el golpe propinado había ocasionado que le saliera un poco de sangre, ambos se levantaron y sin decir nada se fueron a la cocina…
-No creas que fue por el golpe esta sangre-Dijo Tom avergonzado al saborear la sangre en su boca.
Abril busco rápidamente el algodón y alcohol guardado en un botiquín, tomo la barbilla de Tom y comenzó a limpiar la sangre para evitar una infección…
-Lo sé Tom, fue por el piercing en tu labio, es bastante peligroso cuando juegas algo brusco- Respondió con un tono dulce sin perder de vista la pequeña herida hecha a Tom.
-Aunque debo aceptar que pegas algo duro jeje, nunca me había golpeado una mujer-Susurro Tom ruborizado por lo que había sucedido.
-Eso también lo se jaja, fue bastante burla no crees, por eso no quise que vieran que sangraste un poco…listo, espero no se inflame- Concluyo Abril al limpiar con éxito el labio de Tom, ambos quedaron tan cerca que por un momento guardaron silencio para contemplarse, se observaron detenidamente y luego sonrieron avergonzados…
-Eres tan sexy como yo ¿lo sabías?-Dijo el chico para amenizar ese extraño momento.
-¿Pensé que la diva era Bill y no tu? Jajajaja pero no soy tan sexy como tú… soy mucho mas jajaja- Contesto Abril siguiendo la corriente a Tom.
-Bueno eres mi amiga así que te doy ese gusto….por cierto, hablando de gustos, Andreas celebrara el cumpleaños de su novia y estamos invitados- Comento tratando de que aquella situación pasara desapercibida pues efectivamente, Abril estaba convirtiéndose en su amiga, algo nuevo para Tom, pues él no podía ver a las chicas más que como objetos, sin embargo Abril era de las pocas mujeres que podían considerarse amigas de ese chico.
- ¿Cuándo? ¡Con lo que me gustan las fiestas!- Exclamo Abril dando algunos brinquitos como si fuera una infante ante un gran regalo.
-¡Lo sé! Hoy en la noche, no quiero que andes tan coqueta eh- Respondió Tom imitando a Abril en forma de burla, algo que comenzaban a hacer a menudo entre ellos.
-Entonces tampoco andes de coqueto, es lo justo- Dijo Abril cruzando los brazos simulando enfado y levantando un poco la ceja.
- Bueno, dejémoslo en nada de sexo ¿ok?- Bromeo Tom para calmar el enfado improvisado de su amiga.
-Trato hecho, aunque aquí el único que tiene sexo con todas las chicas de la ciudad eres tú no yo, yo solo me dedico a coquetear mi querido Tom, no cualquiera tiene la suerte de pasar la noche conmigo- Continuo bromeando Abril con Tom, dándole unas palmaditas en la espalda. Tom comento a los demás lo de la fiesta de Andreas para su novia, cayó la noche y todos estaban listos con excepción de Bill y Abril…
- ¡Vamos holgazanes, ya me quiero ir!-Grito Tom viendo el reloj de la casa, pues al parecer llevaban minutos de retraso ante la hora acordada.
- Mi novia se va a desesperar, necesito ir por ella-Comento Georg serenamente a los chicos que aguardaban por Bill y Abril.
-¿Quién se tardara más, Bill o Abril?- Dijo bostezando Gustav y observando el reloj de su muñeca.
-¡Los dos!... ¡Me están saliendo raíces!-Volvió a gritar Tom aun más desesperado y dando vueltas por toda la sala.
- ¿Les parece si me adelanto?-Pregunto Georg viendo la hora que era.
- Si, no hay problema- Respondió Gustav sin dejar de ver a Tom quien seguía paseando por toda la sala.
Minutos después de haberse marchado Georg por fin bajaron, por su parte Bill se sentía orgulloso porque Abril bajaba de su brazo, pues ésta se veía espectacular…
-¡Prima! Te ves muy sexy ¿o no Tom?- Dijo Gustav impresionado por lo bella que Abril lucia, y mirando a Tom extrañado por no notar el arreglo de la chica.
-Si como sea, vámonos, mis chicas me esperan-Concluyo Tom saliendo de la casa rápidamente y disimulando lo feliz que se veía por llevar consigo a una mujer tan bella.
-Pues creo que esta noche tendremos que cuidar mucho a Abril- Dijo Bill regalándole una sonrisa a Abril y a Gustav.
-Y yo los cuidare a ustedes, ¿Dónde está el sexy de Georg?- Dijo Abril extrañada de no ver a Georg en la sala.
-Se fue hace algunos minutos, tenía que ir por su novia- Respondiendo a la pregunta de su prima al mismo tiempo que abría la puerta para marcharse, pues al salir Tom la había cerrado.
La fiesta estaba bastante ambientada, durante ésta Abril bailo con todo aquel que la sacaba a la pista, incluyendo a los chicos, con excepción de Bill, quien no acostumbraba bailar…
- Bill vamos a bailar-Invito Abril al verlo sentado en la barra donde se encontraban las bebidas.
- Nena no acostumbro hacerlo- Respondió Bill ante la inesperada invitación de Abril, quien se encontraba haciendo movimientos rítmicos frente a él esperando una buena respuesta.
-Algo bastante raro pues eres muy divertido, ¿me invitas un trago?-Dijo Abril dejando de bailar para sentarse a su lado y cruzando las piernas que quedaban al descubierto por culpa del vestido corto que llevaba puesto.
-Por supuesto-Sonrió Bill al contemplar que Abril no dejaba de divertirse aun estando sentada por un momento.
Abril dejo de bailar por un rato, la compañía de Bill le agradaba bastante, pues compartían muchos intereses… Mientras tanto, Georg y su novia planeaban un encuentro entre la hermana de la misma y Gustav…
- Amor, aun no veo a mi cuñada ¿segura que vendrá?-Pregunto Georg a su novia, a la cual tenía abrazada sin dejar de bailar suavemente.
- Precisamente allí viene…-Indico Michelle al ver llegar a su hermana hasta el lugar donde se encontraban.
-Hola tortolos, perdón por el retraso, salí tarde del restaurant- Se excuso Melanie, la hermana menor de la novia de Georg.
Melanie y Michelle trabajaban en un restaurant, eran una excelentes chefs, y aunque eran hermanas su relación era más bien de amigas… Georg y Michelle sabían de antemano que entre Gustav y Melanie había una atracción pero debido a la timidez del chico aquella relación no podía consumarse…Georg disimuladamente dejo a las chicas por un momento para llevar a Gustav y ayudarlo un poco en las cuestiones del amor…Así, Georg y su novia lograron que sus amigos pudieran tener más contacto…
- ¿Entonces mañana es su día libre?-Pregunto inquieto Gustav a Melanie, la chica que siempre lo ponía nervioso en cualquier circunstancia.
-Sí, ¿ustedes que harán mañana? Quizás podríamos hacer algo-Opino Melanie curiosa ante la respuesta de los chicos, ya que desde hace un buen tiempo no veía a Gustav y en realidad deseaba seguir en contacto con él.
- Tenemos que ensayar, pero quizás terminando podemos ver alguna película-Sugirió Gustav muy feliz ante e+l interés mostrado por la chica de sus sueños, lo que dio pie a Michelle y Georg para poder verse aun más tiempo.
-Nos podrían invitar a su piscina, con la resaca que tendremos estaría genial…-Dijo Michelle al tiempo en que besaba en la mejilla a su novio para lograr su objetivo.
-Sí, eso suena bien, solo tenemos que avisarles a los chicos, en especial a Tom, ya saben cómo anda en casa cuando tiene resaca jajaja no quiero que vean sus partes intimas-Respondió Georg al gesto de su novia.
- Y hablando del gemelo malvado, aquí viene- Señaló con la cabeza Gustav y mostrando una sonrisa producto del alcohol ingerido en la fiesta.
Tom se acerco al grupo de jóvenes acompañado de una chica rubia, quien parecía bastante contenta con la compañía del chico…
-Hola, ¿qué tal la fiesta? ¡Esta genial!- Dijo Tom, al momento en que saludaba a las chicas son un beso en la mejilla.
- Si, sabes que Andreas organiza fiestas geniales- Dijo Georg asintiendo con la cabeza como era su costumbre.
-¿Dónde dejaste a Bill?-Indago Michelle al no ver por ninguna parte a Bill.
-Debe estar platicando con alguien por ahí, ya sabes como es mi hermanito Mich- Respondió Tom sonriente por la pregunta de la chica.
-Creo que ya lo vi, esta por allá, platicando con una chica, y ambos se ven bastante interesados, al parecer la esta ligando- Señaló Melanie con el vaso que sostenía su mano. Todos voltearon hacia la dirección en donde estaba Bill, las chicas aun no sabían que aquella mujer era nada menos que la prima de Gustav, y aunque Tom lo sabía, decidió dejar a la rubia para ir a hacerles compañía a Bill y Abril…
- Olvide que Andreas tenía que hablar con mi hermanito…-Menciono Tom, simulando sorpresa y dejando a la chica rubia que lo acompañaba de lado, la cual se retiro con otros chicos. Tom sentía un poco de celos, pues Abril pasaba bastante tiempo con él, aun mas que el que pasaba con Bill…
-Acabo de follar con una rubia espectacular- Dijo Tom con un tono orgulloso parándose entre Bill y Abril y abrazando a ambos.
- Jajaja eres un adicto, perdiste, acordamos que ninguno tendría sexo-Comento Abril con una risa picara, pues de antemano sabia que Tom en cada fiesta se llevaba a por lo menos una chica a la cama.
- Ya sabes que es Tom, y eso es igual a sexo jajajaja- Contesto de igual forma Bill, dándole un trago a su vaso de licor.
- Lo siento Abril, pero soy irresistible y lo sabes- Alardeo Tom, clásico de ese chico, quitándole a Abril su vaso para tomar un poco de su bebida.
-Yo también lo soy pero me resisto - Dijo Abril, quitándole su vaso y mandándole un beso al aire a uno de los tantos chicos que la observaban en la fiesta.
-Ella si tiene fuerza de voluntad jajaja, Tom deberías seguir su ejemplo, no todo en la vida es sexo- Regañó Bill sutilmente a su hermano mayor, pues una de las cosas que le preocupaban a Bill era que su hermano pescara alguna enfermedad por su locura por el sexo en cada fiesta.
-Hermanito, lo que pasa es que tu eres asexuado y no lo entiendes-Refutó Tom a su hermano, al tiempo en que encendía un cigarrillo. Bill sabía que su hermano no quería parecer un fracasado frente a la chica, sentimiento que compartía con él.
- No lo soy, pero no voy por la vida de cama en cama, soy responsable, algo que desconoces- Respondió en tono serio Bill encendiendo el también un cigarro a manera de protesta con Tom
La plática comenzaba a tornarse un tanto tensa, debido a que ambos chicos querían captar la atención total de Abril, por lo que la chica decidió poner fin a la discusión…
-Bien chicos, me voy a bailar, tengo en la mira a un lindo hombre…- Dijo Abril al levantarse y dirigiéndose hacia la pista donde había varios chicos bailando. Mientras tanto, los gemelos se quedaron callados, viéndose uno a otro, sin decir nada y limitándose a fumar su cigarrillo. Obviamente sabían que esa pequeña discusión había incomodado a Abril, razón por la cual se había marchado del lugar.
-La incomodamos…-Dijo Bill después de unos segundos de haber permanecido en silencio, tomo su vaso con licor y de dispuso a seguir bebiendo, tratando de ignorar sutilmente a Tom.
-Si…ambos tuvimos la culpa…-Respondió Tom un poco más sereno y sentándose a lado de su hermano, imitándolo al comenzar a beber.
-Fue algo estúpido, quizás no quiera hablarnos...-Continuo hablando Bill sin dejar de beber y sin mirar a Tom…
-No lo creo, mañana será otro día, pero no volvamos a hacerlo porque pensara que queremos ligarla…-Agrego Tom meneando un poco los hielos dentro de su vaso medio vacío…
-Siempre queremos llamar su atención, ¿eso es querer ligarla?- Pregunto Bill a su hermano, esperando una respuesta de quien tenía más experiencia en cuestión de mujeres.
-Para mí no, solo no volvamos a discutir delante de ella Bill- Concluyo Tom, puesto que ni el mismo sabía la respuesta. Se levanto y siguió ligando a cuanta mujer se le cruzaba, mientras que Bill platicaba con diversas personas…
El resto de la noche fue como lo esperaban, aunque Abril no cruzaba muchas palabras con ellos, pues durante la fiesta jamás se quedo sola. Los gemelos no supieron el por qué de su discusión si anteriormente ese tema lo abordaban muy a la ligera y se mofaban de ello, sin embargo frente a Abril era diferente, ambos sabían que no querían quedar frente a ella como unos niños.
Ambos tenían muchas cosas claras en su mente; su atracción física por ella, su compatibilidad con la misma, pero ¿los celos que tenían el uno del otro? era algo nuevo para ellos y preferían evitarlo y dejar que el tiempo les diera la respuesta…
domingo, 20 de junio de 2010
Capitulo 1: ¿Quién será?
Gustav no podía dejar de mirar el reloj, cosa que desde hace un buen rato comenzaba a desesperar a sus compañeros, el chico estaba nervioso, alguien muy importante para él llegaría en el próximo vuelo que se anunciara. Para matar el tiempo Georg y Tom calificaban a toda mujer que lograra captar su mirada, mientras que Bill hojeaba una y otra vez una revista que había comprado al llegar al aeropuerto…
- Mira esa…un 9-Dijo Tom mirándola detenidamente y haciendo un guiño a su compañero.
- No, sus senos son falsos, un 7- Protesto Georg, desaprobando la calificación dada por su amigo y volteando a ver a las demás chicas que pasaban frente a él.
-Pero le van muy bien jajaja, no dudaría en llevármela a la cama- Concluyo Tom al hacer una seña obscena a su cómplice. Bill, cerrando su revista intervino en la plática -Chicos hasta cuando dejaran de clasificar a las chicas, no son objetos.
-No arruines la diversión hermanito, dedícate a ver tu revista de niñas jajaja- y llevándose las manos a su nuca Tom continúo observando a sus posibles “compañeras de cama”.
De pronto Gustav se levantó de su asiento, al parecer la espera para todos había terminado, la persona a la cuál esperaba por fin había llegado… Aquel nervioso chico instintivamente camino en línea recta, lo cual desconcertó a los demás pues no lograban identificar a la persona que causaba tal emoción en su amigo…
Tom intentaba visualizar hacia quien se dirigía Gustav-¿quién será? No logro identificar hacia quien camina- intentando nuevamente enfocar su vista en alguien.
-Yo tampoco, vamos a seguirlo o lo perderemos- sugirió Georg apresurando el paso para no perder de vista a su amigo.
-¡Espérenme!- Bill se levanto rápidamente del asiento, olvidando la revista que hojeaba segundos antes.
Los chicos apuraron el paso para lograr alcanzar a Gustav, de pronto, al unisonó con él se detuvieron. Gustav volteo a todos lados desconcertado…
- Estaba aquí…juro que la vi…-volteando a todos lados sin lograr ver a la persona que esperaba.
Sus amigos no entendían nada de lo que pasaba ¿acaso su amigo había perdido la cordura?...Entre los gemelos Bill y Tom había quedado un espacio al detenerse para contemplar a Gustav, en donde sin problemas podía pasar alguna persona…y así sucedió…entre el desconcierto de la situación el dulce aroma de una chica atrajo la atención de ambos al pasar entre ellos. Un momento que duró un parpadeo para los gemelos fue como si pasara lentamente…Ambos contemplaron aquella coleta cobriza que desprendía ese aroma tan atractivo para ellos…solo eso contemplaron hasta que salieron del breve shock y miraron como aquella extraña fémina sorprendió a Gustav, quien no dudó en abrazarla emotivamente
- Te presentare a mis amigos…chicos ella es mi prima…-Gustav presenta orgullosamente a aquella chica que segundos antes había impactado extrañamente a los gemelos y por la cual habían esperado tanto tiempo en aquel aeropuerto.
-Hola, gusto en conocerlos, soy Abril- plasmando una sonrisa en su rostro y extendiendo su mano a todos para saludarlos cordialmente.
Camino a casa, los chicos no dejaban de cuestionar a Abril para saber más acerca de ella…
-¿Vienes de vacaciones?-pregunto Bill curioso por saber más acerca de aquella trigueña mujer.
- No, vengo para radicar aquí en Alemania- Respondió mirando el impactante maquillaje del chico pelinegro que la cuestionaba.
-Vaya, debe ser duro dejar toda tu vida en México para venir a vivir acá- Comentaba Georg de manera interesante.
-Un poco…bueno pero es buen momento para comenzar desde cero, aparte no dejo todo por completo en México, viene otra persona en camino que vivirá conmigo- Guiñando el ojo de manera que la tristeza de dejar su país no la invadiera ni se diera a notar.
-¿Enserio, alguna linda amiga tuya?-intervino el ojo alegre de Tom.
- Jeje no, es un hombre-Dijo Abril a Tom.
Gustav quien conducía camino a casa fijo sus ojos en el retrovisor-Dejen de interrogar a mi prima, que por cierto, se quedara unos días en casa, ¿tienen algún inconveniente?- Preguntando a una respuesta que de antemano el ya sabía…-No- se escucho a coro por Bill, Tom y Georg.
-Oye Abril tendrás que enseñarme algunas groserías en español para decírselas a Georg jajaja- Abriéndose lugar entre su hermano gemelo Tom sugirió a la chica.
-Tom, no seas tan confianzudo y corriente- Bill empujo a Tom al escuchar tal petición por parte de su hermano. Y aprovechando el empujón Georg también lo hizo-Si Tom, muestra la poca educación que tienes jajajajjaja.
Abril no dudo en reír ante la escena- Por mí no hay problema jaja, se verán bastante graciosos diciendo groserías en español -Respondiendo esto, Tom decidió seguir preguntando con más confianza -Jajaja ¿lo ven?, y bueno ¿a qué te dedicas? ¿Eres modelo?- preguntando inquietado por la belleza de la chica.
- No, soy bailarina- Dijo abril haciendo un leve movimiento con los hombros y plasmando una cara picara.
- ¿De ballet?- Pregunto intrigado el chico del cabello largo.
-Mmmm de todo un poco, tome clases de ballet, de jazz, de todo, soy profesional- Dijo Abril al responder la duda generada por Georg.
Al llegar, Gustav le mostro la casa por completo, la cual era bastante grande y contaba con algunas habitaciones para huéspedes…
-¡Vaya! Es muy grande primo- Exclamo Abril al ver la inmensidad las habitaciones.
-Sí, es ideal para nosotros, contamos con un estudio, piscina, biblioteca, y un salón que puedes usar para practicar tus coreografías- Presumió un tanto pícaro Gustav al ver la cara de Abril
-¿Y para que lo utilizan ustedes?-Cuestiono Abril al no descifrar el uso que le daban los chicos.
-Para lo que nuestra imaginación nos diga jeje, tenemos mesa de pimpom, para practicar con nuestros instrumentos pero hay mucho espacio para que tú practiques- Respondió emocionado Gustav, pues hacía mucho tiempo que no veía a su prima bailar.
Mientras que Abril se desempañaba en el ámbito del baile profesional, los chicos con los que viviría temporalmente lo hacían en el mundo de la música, conformaban un prestigiado grupo de rock pop llamado Tokio Hotel, el cual era muy conocido en Alemania.
-¿Tengo aun que firmar otros papeles?-Indago un tanto preocupado Gustav sin medir el tono de su voz.
-Sshhh, no hables tan fuerte- Susurro Abril, pues aquella pregunta podría generar algunas mas en las habitantes de aquella casa.
-Lo siento jeje, pero con tantos papeles que me hicieron firmar en el FBI ya no sé si deba hacerlo más o se acabo mi tortura- Dijo un tanto avergonzado Gustav, ya que tanto papeleo era bastante estresante para él.
-No te preocupes, ya paso todo- Dijo Abril abrazándolo como señal de alivio para ambos.
Mientras tanto los chicos se disponen a jugar videojuegos en la sala…
- Jajajaja- Dejo escapar una risita malévola Georg.
- ¿De qué te ríes torpe?- Pregunto extrañado Tom al escuchar reír a Georg solo.
- ¿Torpe yo? Ustedes son los torpes, cuando vieron a Abril se quedaron con cara de baba- Respondió Georg al haber descubierto a los gemelos observando a la prima de Gustav durante su llegada. Al decir, Bill no pudo evitar sonrojarse, pues en comparación de su hermano, el no tenía tanta experiencia para disimular cuando le atraía una chica…
-Lo ves, Bill esta rojo como un tomate jajaja- Comenzando a reír nuevamente Georg.
- Así que… ¿Te gusto la chica latina hermanito?-Cuestiono en forma acosadora Tom a Bill, pues el verlo nervioso le causaba risa.
-Es muy hermosa y no pueden negarlo- Dijo Bill al dejar escapar una pequeña sonrisa.
-¡Claro! Tiene cierto parecido a una sexy actriz americana…- Exclamo Tom tratando de hacer evidente el parecido de Abril con su amor platónico.
-¡Jessica Alba!- Dijeron al unísono Georg y Bill, pues sabían que Tom estaba pensando justamente en aquella actriz.
-¡Claro!, es por eso que me quede en shock jajaja……no molestes torpe, es inevitable porque es muy sexy- Respondió Tom a Georg para que dejara de burlarse, y que Bill no se sintiera tan avergonzado, pues sabían que ninguno de ellos trataría de seducirla por ser familiar de Gustav, cosas que respetaban entre ellos desde que comenzaron su amistad.
La llegada de Abril a la vida de los chicos al parecer daría un cambio importante en los gemelos puesto que ambos se sentían atraídos hacia la chica, una atracción que ellos no comprendían y aunque no lo externaban su extraña conexión como gemelos los mantenían al tanto de sus sentimientos…
~*~ 1000 oCeAnOs ~*~
“Tenemos que atravesar mil océanos anchos, mil años oscuros cuando el tiempo haya muerto, mil estrellas están de paso, atravesar por mil océanos anchos, mil veces en contra de una marea interminable, así tendremos libertad de vivir nuestra vida…”
Ella parecía ser la chica perfecta, con un trabajo el cual le apasionaba, con amigos, familia y un hombre que parecía tan perfecto… su vida parecía haber salido de un cuento de hadas, ¿pero que pasa cuando la obsesión se apodera de lo que le rodea? Ella tuvo que cruzar mil océanos para borrar de su pasado el recuerdo amargo de una obsesión que le destruyo la vida y la obligo a comenzar desde cero… Sin embargo, iniciar nuevamente tendrá su recompensa, aunque llegar a ésta no será tarea fácil, pues el chico Kaulitz no será precisamente el príncipe azul que ella esperaba…
Aquel gemelo Kaulitz, una de las tantas personas que conocerá por medio de su única familia será un parte aguas en la vida de esa chica, pues al igual que ella, descubrirá que el amor puede llegar a ser más que un efímero sentimiento de confusión…
sábado, 19 de junio de 2010
Oscuras intenciones (final)
....La princesa anhelaba que el joven mozo explorara sus partes más íntimas, que introdujera su lengua en esa oscura cueva llena de placer, pero él la hacía sufrir, si bien es cierto, que el placer no se encontraba ausente en ninguno de los dos, en uno de ellos estaba mucho más controlado ese apetito que en el otro, de cualquier manera, el otro no iba a desperdiciar esta inverosímil oportunidad, el joven tocaba cada rincón de en ella, mientras que a la princesa le parecía que las cosas iban demasiado lentas, y pareciese importarle más satisfacer completamente al mozo, mucho más importante que a ella misma, incluso la mayoría de las veces que gesticulaba sobreactuaba con el fin de excitar más al jovencillo. La astuta princesa dirigía especial atención en el pene del joven, éste era cada vez más grande y rígido. Justo cuando el órgano viril del joven se encontró completamente erecto comenzó a rozarle entre los muslos a la princesa en su desesperado intento por lograr introducirlo en ella. En el preciso momento que el joven logró penetrar a la princesa comenzó a ocurrirle una tenue pero siniestra metamorfosis, en su interior comenzaba a despertarse lentamente un apetito voraz, sus sensuales ojos habían transmutado perversamente, sus blanquísimos y pequeños colmillos hacían lo mismo, sin embargo, al mozo pareciera que esto no le interesaba, a él le ahogaba poco a poco una satisfactoria sensación pre orgásmica. El joven comenzó a temblar de placer.
Nuestro inocente mozo gozaba como nunca antes, todo esto era realmente más placentero que todo aquello que había experimentado de corte erótico en su corta vida, inclusive, mucho mejor que admirar a todas aquellas jovencitas encargadas de los menesteres domésticos mientras se desvestían o vestían sus escuetos atuendos. Dejó a un lado esa zonza comparación, dándose nuevamente cuenta del lugar que ocupaba en ese preciso momento, él era uno de los protagonistas de un delicioso vaivén enérgico.
El joven mozo, aunque no fuera un príncipe, y ni siquiera en sus sueños ascendía a serlo, contaba con características físicas que no resultaban nada despreciables para ninguna mujer, sin embargo, a la callada princesa eso no le parecía interesar del todo, además no lucía de la misma manera que lucía el jovenzuelo en el acto, él se mantenía en pleno éxtasis, ella sólo se limitaba a continuar satisfaciéndole todas sus novatas fantasías.
La esférica luna iluminaba a través de las escasas nubes la actividad de estos dos, el mozo se encontraba envuelto en su desbordado éxtasis, apenas y recuperaba un poco la
conciencia por algunos segundos, y cuando eso pasaba, sólo lograba germinar de su cabecilla la idea de que todo lo que él estaba experimentando por vez primera, se trataba del mismísimo Jardín del Edén, no le cabía ninguna duda de que esto era la gloria. Mientras, su concierto de vigorosos gemidos, iba convirtiéndose en un recital de débiles sollozos.
La princesa notaba con sus sensuales ojos que el joven mozo estaba por agotarse, así que comenzó a rozar con sus delgados dedos el cuerpo del mozo, pareciendo que lo hiciera en ciertas zonas estratégicas para que él no dejara de alimentar su propio incendio interno. Envueltos en el agua tibia, en aquel jardín exótico, estaba por terminar aquella ceremonia llena de erotismo y sensaciones increíbles que jamás pensó el jovencillo lograría experimentar. Poco a poco el joven salía del clímax del cual se encontraba, sin saber que muy pronto se encontraría en otro de éstos.
La bella princesa luxemburguesa había logrado uno de sus objetivos, saciar de caricias, de besos, cumpliéndole todas sus fantasías al joven mozo. Su segundo propósito por cumplir, y el principal, estaba a punto de iniciarlo.
Ahora se saciaría ella.
Finalmente el joven mozo apretó a sus, apenas maduros pero, fuertes brazos a la princesa, corriéndose dentro de ella, él la abrazaba con tanta ternura, totalmente agradecido por aquella placentera tormenta que le había dejado disfrutar, no obstante, ella lucía inconforme, ella aún estaba incompleta, necesitaba algo más. El joven mozo quedó recostado a la orilla de la bañera, completamente exhausto después de aquella osadía, para dar paso a una nueva, aún más execrable que la primera.
La princesa cobraría su favor, una vez que terminara de cumplirle al mozo el suyo. Éste sintió como la bella princesa iba deslizándose entre sus piernas poco a poco con movimientos felinos para lograr su principal objetivo, y mientras avanzaba lamía las marcadas piernas del mozo. Llegando al fin hasta aquel miembro que comenzaba nuevamente a prolongarse y endurecerse como un fuerte mástil, entonces comenzó a hacer movimientos con su lengua provocando que el jovencillo se retorciera de placer.
La cabeza del joven jamás había imaginado que se pudiese experimentar tanto gozo, y se encontraba a punto de estallarle… y la otra también. El corazón le bombeaba enérgicamente sin cesar, las arterias se encontraban más fluidas que nunca, la sangre se
encarrilaba a máxima velocidad por éstas, y todo esto ocurría mientras los finos labios de la princesa subían y bajaban apretando fuertemente el vigoroso pene completamente erecto, ya con las marcadas y ardientes venas. Los ojos de la princesa se encontraban vivísimos, a diferencia de los del mozo que pareciesen que poco a poco se desprendía el espíritu de su cuerpo. Y confundido por su inexperiencia, terminó decidiendo disfrutar esa extraña sensación de desprendimiento.
Finalmente la bella mujer terminó introduciéndolo todo en su boca. Al pasar unos pocos segundos comenzó a salir de la boca de la princesa hilillos de sangre, el mozo extasiado por todo no podía darse cuenta de ello, tampoco lo hizo del sutil cambio que antes habían padecido los colmillos de la princesa, ni de sus ojos intensamente siniestros. Ella continuaba succionando de aquella vena que segundos antes se encontraba marcadísima, a punto de explotar. Ahora era el joven quien se encontraba a merced de la princesa, así como ella lo había estado para él. Y aunque el mozo quisiera impedírselo no podría, estaba envuelto en esa extraña sensación fatal y orgásmica.
El joven mozo se encontraba tan turbado, y sus curtidas manos apretaban más o menos con fuerza la cabeza de la princesa, confundido si lo que debiese hacer era presionarla más hacia él, o desprenderla, todo era tan deliciosamente confuso.
La princesa no perdía tiempo, ella continuaba succionando todo aquello que salía del joven, lo cual, no eran solamente líquidos eyaculatorios...
El mozo comenzó a sentirse muy débil, además una extraña opresión en la cabeza le molestaba, sintiendo cómo poco a poco un agudo mareo se apoderaba de él, y que un fúnebre desmayo lo comenzaba a abrazar. De pronto, logró ver borrosamente el rostro de aquella hermosa mujer limpiándose con una de sus delgadas manos, un líquido obscuro de los finos labios que hace minutos él había devorado a besos… abordándolo a la vez una serie de palabras paulatinamente en su cabeza:
“Vampiresa… princesa… Luxemburgo… Vampiresa…”.
Después, con lo ultimo que le quedaba de fuerza entreabrió lo más que pudo sus ojos, sólo para lograr enfocar débilmente la silueta de aquella criatura que, ingenua e inocentemente, él creía celestial, ya que lo había llevado primero al mismísimo paraíso, para luego, regresarlo y, finalmente enviarlo allí para siempre.
Todo había terminado, ambos habían satisfecho plenamente sus oscuras necesidades.
La vampiresa se levantó, sintió la helada noche, miró el cuerpo de su inocente victima, tomó su bata y volvió a su categórico puesto de princesa, cerró su bata y comenzó a caminar delicadamente, acompañada de su única confidente, ambas tenían que retirarse antes de la llegada de los primero rayos del sol, tanto la hermosa vampiresa como aquella enorme luna llena, así que iniciaron su camino firmemente sin mirar atrás. Y mientras la Vampiresa de Luxemburgo caminaba, iba dejando por doquiera su sensual esencia para el próximo mozo que la desearía locamente.
Grisel Moreno (VAMPIRITA) / Edgar González (LACOLZ).
Diciembre de 2007.
Nuestro inocente mozo gozaba como nunca antes, todo esto era realmente más placentero que todo aquello que había experimentado de corte erótico en su corta vida, inclusive, mucho mejor que admirar a todas aquellas jovencitas encargadas de los menesteres domésticos mientras se desvestían o vestían sus escuetos atuendos. Dejó a un lado esa zonza comparación, dándose nuevamente cuenta del lugar que ocupaba en ese preciso momento, él era uno de los protagonistas de un delicioso vaivén enérgico.
El joven mozo, aunque no fuera un príncipe, y ni siquiera en sus sueños ascendía a serlo, contaba con características físicas que no resultaban nada despreciables para ninguna mujer, sin embargo, a la callada princesa eso no le parecía interesar del todo, además no lucía de la misma manera que lucía el jovenzuelo en el acto, él se mantenía en pleno éxtasis, ella sólo se limitaba a continuar satisfaciéndole todas sus novatas fantasías.
La esférica luna iluminaba a través de las escasas nubes la actividad de estos dos, el mozo se encontraba envuelto en su desbordado éxtasis, apenas y recuperaba un poco la
conciencia por algunos segundos, y cuando eso pasaba, sólo lograba germinar de su cabecilla la idea de que todo lo que él estaba experimentando por vez primera, se trataba del mismísimo Jardín del Edén, no le cabía ninguna duda de que esto era la gloria. Mientras, su concierto de vigorosos gemidos, iba convirtiéndose en un recital de débiles sollozos.
La princesa notaba con sus sensuales ojos que el joven mozo estaba por agotarse, así que comenzó a rozar con sus delgados dedos el cuerpo del mozo, pareciendo que lo hiciera en ciertas zonas estratégicas para que él no dejara de alimentar su propio incendio interno. Envueltos en el agua tibia, en aquel jardín exótico, estaba por terminar aquella ceremonia llena de erotismo y sensaciones increíbles que jamás pensó el jovencillo lograría experimentar. Poco a poco el joven salía del clímax del cual se encontraba, sin saber que muy pronto se encontraría en otro de éstos.
La bella princesa luxemburguesa había logrado uno de sus objetivos, saciar de caricias, de besos, cumpliéndole todas sus fantasías al joven mozo. Su segundo propósito por cumplir, y el principal, estaba a punto de iniciarlo.
Ahora se saciaría ella.
Finalmente el joven mozo apretó a sus, apenas maduros pero, fuertes brazos a la princesa, corriéndose dentro de ella, él la abrazaba con tanta ternura, totalmente agradecido por aquella placentera tormenta que le había dejado disfrutar, no obstante, ella lucía inconforme, ella aún estaba incompleta, necesitaba algo más. El joven mozo quedó recostado a la orilla de la bañera, completamente exhausto después de aquella osadía, para dar paso a una nueva, aún más execrable que la primera.
La princesa cobraría su favor, una vez que terminara de cumplirle al mozo el suyo. Éste sintió como la bella princesa iba deslizándose entre sus piernas poco a poco con movimientos felinos para lograr su principal objetivo, y mientras avanzaba lamía las marcadas piernas del mozo. Llegando al fin hasta aquel miembro que comenzaba nuevamente a prolongarse y endurecerse como un fuerte mástil, entonces comenzó a hacer movimientos con su lengua provocando que el jovencillo se retorciera de placer.
La cabeza del joven jamás había imaginado que se pudiese experimentar tanto gozo, y se encontraba a punto de estallarle… y la otra también. El corazón le bombeaba enérgicamente sin cesar, las arterias se encontraban más fluidas que nunca, la sangre se
encarrilaba a máxima velocidad por éstas, y todo esto ocurría mientras los finos labios de la princesa subían y bajaban apretando fuertemente el vigoroso pene completamente erecto, ya con las marcadas y ardientes venas. Los ojos de la princesa se encontraban vivísimos, a diferencia de los del mozo que pareciesen que poco a poco se desprendía el espíritu de su cuerpo. Y confundido por su inexperiencia, terminó decidiendo disfrutar esa extraña sensación de desprendimiento.
Finalmente la bella mujer terminó introduciéndolo todo en su boca. Al pasar unos pocos segundos comenzó a salir de la boca de la princesa hilillos de sangre, el mozo extasiado por todo no podía darse cuenta de ello, tampoco lo hizo del sutil cambio que antes habían padecido los colmillos de la princesa, ni de sus ojos intensamente siniestros. Ella continuaba succionando de aquella vena que segundos antes se encontraba marcadísima, a punto de explotar. Ahora era el joven quien se encontraba a merced de la princesa, así como ella lo había estado para él. Y aunque el mozo quisiera impedírselo no podría, estaba envuelto en esa extraña sensación fatal y orgásmica.
El joven mozo se encontraba tan turbado, y sus curtidas manos apretaban más o menos con fuerza la cabeza de la princesa, confundido si lo que debiese hacer era presionarla más hacia él, o desprenderla, todo era tan deliciosamente confuso.
La princesa no perdía tiempo, ella continuaba succionando todo aquello que salía del joven, lo cual, no eran solamente líquidos eyaculatorios...
El mozo comenzó a sentirse muy débil, además una extraña opresión en la cabeza le molestaba, sintiendo cómo poco a poco un agudo mareo se apoderaba de él, y que un fúnebre desmayo lo comenzaba a abrazar. De pronto, logró ver borrosamente el rostro de aquella hermosa mujer limpiándose con una de sus delgadas manos, un líquido obscuro de los finos labios que hace minutos él había devorado a besos… abordándolo a la vez una serie de palabras paulatinamente en su cabeza:
“Vampiresa… princesa… Luxemburgo… Vampiresa…”.
Después, con lo ultimo que le quedaba de fuerza entreabrió lo más que pudo sus ojos, sólo para lograr enfocar débilmente la silueta de aquella criatura que, ingenua e inocentemente, él creía celestial, ya que lo había llevado primero al mismísimo paraíso, para luego, regresarlo y, finalmente enviarlo allí para siempre.
Todo había terminado, ambos habían satisfecho plenamente sus oscuras necesidades.
La vampiresa se levantó, sintió la helada noche, miró el cuerpo de su inocente victima, tomó su bata y volvió a su categórico puesto de princesa, cerró su bata y comenzó a caminar delicadamente, acompañada de su única confidente, ambas tenían que retirarse antes de la llegada de los primero rayos del sol, tanto la hermosa vampiresa como aquella enorme luna llena, así que iniciaron su camino firmemente sin mirar atrás. Y mientras la Vampiresa de Luxemburgo caminaba, iba dejando por doquiera su sensual esencia para el próximo mozo que la desearía locamente.
Grisel Moreno (VAMPIRITA) / Edgar González (LACOLZ).
Diciembre de 2007.
viernes, 11 de junio de 2010
Oscuras intenciones
En un antiguo y alejado castillo luxemburgués, situado al oeste del séptimo país más pequeño de la antigua Europa, vivía una extraña y solitaria princesa de una esplendida belleza, sus rasgos faciales eran exquisitamente sensuales, su larga cabellera era intensamente negra, la cuál ayudaba a sobresaltar la blanquísima piel de todo su delicado cuerpo, y algunos pocos criados aseguraban percibir en el aire un cautivador aroma una vez que la princesa pasaba caminando callada y elegantemente por los pasillos. La bella princesa era quien se encontraba al mando de aquel vetusto castillo, en el cuál sólo vivían la cautivadora princesa y la servidumbre. Allí se encontraba entre los criados un joven mozo, de cara afilada y hermosos labios, a éste le atraía profundamente aquellas características de la taciturna princesa.
En ocasiones, a la princesa se le llamaba entre las conversaciones de algunos criados como: “La Vampiresa de Luxemburgo”. Al joven y apuesto mozo nunca le parecía importar el porqué era que la llamaban así, y de igual manera, desconocía también, como todos los demás, la verdadera edad de ella, inclusive se murmuraba que la verdadera edad de la princesa era desconocida, ya varias generaciones de criados habían pasado por aquellos oscuros pasillos del castillo y nunca nadie había logrado averiguar aquel morboso dato, y lo que resultaba misterioso, pero que nadie se atrevía a mencionar por temor a que los calificaran de chalados, era que a ella se le veía igual de joven, incluso más bella con el pasar de los años.
Sin embargo, para aquel inocente mozo, esa clase de cosas le resultaban completamente indiferentes, lo que en realidad le interesaba a éste eran aquellos sutiles movimientos que llevaba a cabo aquella bella princesa, como si estuviese flotando en el aire, sus delgados brazos, al igual que sus deliciosas piernas se notaban claramente en aquel elegante y entalladísimo vestido negro al recorrer los pasillos del castillo, esa clase de cosas eran las que realmente le interesaban al ingenuo mozo. Este mancebo se encontraba enganchado desde algunos meses con aquella delicada silueta y aquellos pálidos pero finos rasgos faciales de la princesa.
La misteriosa princesa de larga cabellera negra solía tomar un baño de agua caliente todas las noches bajo la luz de la luna. El mozo supo de esto, por lo tanto, se las arregló para poder observarla desde un árbol más o menos corpulento, cada vez que la princesa salía por las noches puntualmente a tomar su baño, él hacía lo mismo.
Éste se deleitaba apasionadamente al ver aquel ritual, en el cual la princesa comenzaba a desnudarse poco a poco, siempre los mismos y delicados movimientos, en el mismo lugar, tanto ella como él. El joven mozo no perdía dato alguno y fascinado ante el hermoso y escultural cuerpo de la princesa, comenzaba a observarla enajenadamente cómo se lo enjuagaba aquella bella criatura, una y otra vez, todas las noches, bajo la penetrante luz de la luna.
Cada noche era lo mismo, él se escondía y comenzaba a observarla y a desearla intensamente, fantaseando con poder acariciar aquel sublime cuerpo humedecido, con poder pasar sus manos por la espalda, con tocar su firme trasero, y poder tomarla en la orilla de la bañera. En fin, aquel jovencillo despertaba toda su imaginación, anhelando tantas cosas.
En ocasiones, cuando menos ambicioso se encontraba éste se conformaba con tan sólo estar junto a ella y ayudarla en lo que ella le pidiese, pero esos momentos se manifestaban pocas veces, ya que rápidamente una violenta exaltación interna se desataba en él al observar a la hermosa princesa, a aquella princesa de nívea piel. Otras veces el inmaculado mozo solía percibir la sensación de que la radiante princesa se daba cuenta de que éste se encontraba escondido devorándola con su mirada.
Un maldito día el joven mozo terminó profundamente hipnotizado por aquellos delicados movimientos de la bella fémina, así que, lenta y temblorosamente comenzó a caminar hacia ella, guiado únicamente por aquel deseo bestial que había logrado liberarse completamente en él, cuando el joven mozo se encontraba justo detrás de ella, la princesa giró disimulando inútilmente un poco de sorpresa, había logrado el primero de sus sombríos objetivos, atraer a ese inocente y apuesto joven. Ella se encontraba completamente desnuda y sin la menor de las intenciones de cubrirse, el joven mozo comprendió que aquellas corazonadas que él había tenido eran ciertas, ella sabía que por algunos cuantos días él la observaba cada noche bañándose. Y para exterminar toda duda, sólo bastó que la hermosa princesa le mirara a los ojos, éstos le comunicaron enloquecidamente que se uniera con ella… a ella.
--Yo, si… yo, si usted gusta… yo…-- chillaba el adolescente mientras daba pequeños y torpes pasos hacia la princesa, que le respondió únicamente con una sutil y ambigua sonrisa en su rostro, proyectando algo tan siniestro, y a la vez, el máximo grado de inocencia.
Cuando el joven mozo al fin estuvo dentro del agua, ella comenzó a desvestirlo poco a poco, la encantadora princesa lo había despojado de lo que era un mal intento de camisa, mientras notaba como comenzaba a abultársele en la entre pierna dentro del pantalón. El corazón del joven retumbaba con tanta intensidad, y con cada latido pareciera que fuese liberando completamente el libido que permanecía enclaustrado por tantos años. La apariencia del mozo dio un giro repentino, de aquel tímido, tembloroso e inocente, sufrió una metamorfosis a una bestia sedienta de satisfacer todos sus deseos… carnales.
Aquellas delgadas y frías manos de la princesa comenzaban a recorrer por todo el cuerpo del mozo, una vez que éste la había tomado entre sus brazos arrojándola salvajemente hacia una parte poca honda de la bañera, él la comenzó a besar con lujuria y deseo, el mozo quería poseerla totalmente, su temperatura iba en ascenso rápidamente, mientras que la princesa se mantenía con la misma temperatura corporal que caracteriza a los cuerpos que han liberado finalmente su espíritu del cascarón. Sin embargo, ella no había abandonado del todo aquél cascarón, aun vivía y, percibía como el apetecible joven se estremecía, entretanto ella actuaba como si fuese una jovencita pura e inocente ante la desencadenada pasión del mozo.
El exquisito cuerpo de la princesa se encontraba a merced del joven, no obstante, éste hacía notar al principio su inexperiencia, ya que no dejaba de besarla locamente, y nada más. Aún cuando aquella bella princesa le mostraba su completa disposición. El joven comenzó a recorrer con su calida lengua por el largo cuello de ella, bajando hasta situarse en los endurecidos pezones, para después comenzar a mordisquearlos con cierta mueca de incredulidad en su rostro por haber logrado llegar hasta ese sitio, y mejor aún, llevar a cabo todo aquello que su jovencilla mente había engendrado durante sus primeras experiencias de voyeurismo. Durante aquel meticuloso proceso de exploración que llevaba a cabo el joven, la bella princesa sólo se limitaba a rasgarle la piel con sus puntiagudas uñas. La infladísima luna llena era quien ocupaba ahora el lugar del vouyer. .............
jueves, 10 de junio de 2010
Regresara a mi? (Final)
Cayó la noche, Elizabeth volvía a departamento, ése que alguna vez soñó compartirlo con el amor de su vida pero que ahora solo serviría para despedirse.
-Tengo un presentimiento...-dijo la joven llevando su mano hacia el pecho como si el corazón intentara escapársele.
-Quizás veras a Dorian, tarde o temprano vendrá por sus cosas, también será difícil para el volver a ese lugar en donde todo comenzó- respondió Uriel con un semblante serio.
Después de algunas horas Elizabeth observaba por la ventana de la recamara a las que fueron las brillantes testigos del romance con Dorian, su corazón latía rápidamente y el dolor se apodero de ella al advertir la esencia de aquel hombre que aun amaba...con el corazón deshecho y tras algunos días de ausencia en lo que pudo ser un dulce hogar para dos enamorados, Dorian llegó al departamento dirigiéndose a la recamara completamente en silencio. En su mirada perdida, aquellos ojos marrones lucían transformados en un despeñadero interminable de remordimientos y tristeza. Finalmente entró a la habitación; los corazones de dos seres que se amaron comenzaron a palpitar incesantemente al encontrarse un ambiente de dolor, el mismo que acompañó a Elizabeth aquella tarde cuando sorprendió a Dorian en brazos de su antigua pareja.
-Supongo que vienes por tus cosas, no te preocupes no he movido nada…- Dijo Elizabeth sin apartar la vista del abismo estelar salpicado de sentimiento desbordado mientras Dorian se sentaba a un costado de la cama para contemplar una vieja foto de ambos colocada sobre el buró.
-Perdóname amor…fui un estúpido…- comentó el joven dejando escapar dos lagrimas. El silencio dominó el lugar por algunos instantes y haciendo hincapié al error cometido Dorian estalló en llanto dejando de lado su característico orgullo.
-¡Maldita sea, soy un cobarde, como pude haberte hecho tanto daño!- se reprocho al momento de poner las manos sobre su cabeza pues sentía que no tardaba en explotarle.
-Tú lo has dicho, eres un cobarde y me lastimaste…-respondió Elizabeth y acercándose a él se arrodilló para mirarlo por primera vez llorando por ella –Los papeles se invirtieron, ahora eres tú quien llora y sufre…-concluyó la dulce joven bajo la luz envolvente de la luna escabulléndose por la ventana e iluminando tenuemente la escena.
-Tuve miedo…temor de enamorarme aun mas de una mujer tan distinta a las demás…me deje influenciar…-siguió reprochándose Dorian mientras lloraba sin consuelo.
-Claro, era de esperarse, un hombre como tú no podía amar a alguien tan poca cosa para tus amistades, no podías estar con alguien fuera de su estilo, tenias que complacerlos…-agrego molesta.
-Él no quise en verdad hacerte daño, cometió un error…-intervino Uriel al aparecer nuevamente como todo buen ángel.
-¡Pero lo hizo y ya nada puede remediarse!-grito la chica al sentirse encarcelada entre el amor y el coraje.
-Tú así lo quisiste, fue tu decisión…-contestó serenamente el ángel.
-¡Él me obligó, sabia a la perfección que le entregué mi vida pero sus mentiras me llevaron a terminar con esto que me estaba asfixiando, por eso tragué esas pastillas, para acabar con todo!-siguió gritando Elizabeth sin dejar de ver a Dorian mientras sus manos oprimían el vestido blanco que descansaba sobre sus piernas.
-Perdóname Elizabeth, perdóname mi amor…sé que puedes escucharme porque siento tu presencia…-agregó Dorian un poco más calmado al cerrar los ojos para tratar de percibir a su amada.
-En verdad te ama, no dejes que el rencor se apodere de ti y pueda más que el amor tan grande que sientes por él. Tú también cometiste un error al acabar con tu vida y se te está dando la oportunidad de remediarla para conseguir la paz que tanto necesitas…él merece tu perdón…-susurró Uriel al oído de Elizabeth para tranquilizarla.
-Puede sentirme, sabe que estoy aquí- respondió ella al levantarse del suelo sorprendida.
-Ustedes tienen una conexión muy especial, te enamoraste de alguien mágico ¿lo recuerdas?- sonrió el ángel pálido de ojos miel.
Aquella chica lentamente fue acercándose a su hombre al comprender que a pesar de todo lo amaría por siempre. Probó por última vez sus labios carnosos, convirtiendo la angustia en tranquilidad para su alma.
-Te amo…-dijo Elizabeth al oído de su amado.
-Yo también te amo…-contesto él al sentir el calor y el perfume de la chica que amo con desdén.
Elizabeth se despidió pasando la palma de su mano delicadamente por el rostro de Dorian como lo hacía en los viejos tiempos, expresándole así lo importante que era para ella…Sintió la mano de Uriel sobre su hombro indicando que la hora de marcharse había llegado. Elizabeth suspiró y antes de emprender el viaje le preguntó a su ángel -¿Regresara a mi?- Uriel tan solo la miro y abrazándola respondió –Jamás se fue de tu lado…-y cubriéndola con sus inmensas alas, en medio de la penumbra de la habitación emitió una deslumbrante luz que ilumino aquel mágico lugar por completo…
-Tengo un presentimiento...-dijo la joven llevando su mano hacia el pecho como si el corazón intentara escapársele.
-Quizás veras a Dorian, tarde o temprano vendrá por sus cosas, también será difícil para el volver a ese lugar en donde todo comenzó- respondió Uriel con un semblante serio.
Después de algunas horas Elizabeth observaba por la ventana de la recamara a las que fueron las brillantes testigos del romance con Dorian, su corazón latía rápidamente y el dolor se apodero de ella al advertir la esencia de aquel hombre que aun amaba...con el corazón deshecho y tras algunos días de ausencia en lo que pudo ser un dulce hogar para dos enamorados, Dorian llegó al departamento dirigiéndose a la recamara completamente en silencio. En su mirada perdida, aquellos ojos marrones lucían transformados en un despeñadero interminable de remordimientos y tristeza. Finalmente entró a la habitación; los corazones de dos seres que se amaron comenzaron a palpitar incesantemente al encontrarse un ambiente de dolor, el mismo que acompañó a Elizabeth aquella tarde cuando sorprendió a Dorian en brazos de su antigua pareja.
-Supongo que vienes por tus cosas, no te preocupes no he movido nada…- Dijo Elizabeth sin apartar la vista del abismo estelar salpicado de sentimiento desbordado mientras Dorian se sentaba a un costado de la cama para contemplar una vieja foto de ambos colocada sobre el buró.
-Perdóname amor…fui un estúpido…- comentó el joven dejando escapar dos lagrimas. El silencio dominó el lugar por algunos instantes y haciendo hincapié al error cometido Dorian estalló en llanto dejando de lado su característico orgullo.
-¡Maldita sea, soy un cobarde, como pude haberte hecho tanto daño!- se reprocho al momento de poner las manos sobre su cabeza pues sentía que no tardaba en explotarle.
-Tú lo has dicho, eres un cobarde y me lastimaste…-respondió Elizabeth y acercándose a él se arrodilló para mirarlo por primera vez llorando por ella –Los papeles se invirtieron, ahora eres tú quien llora y sufre…-concluyó la dulce joven bajo la luz envolvente de la luna escabulléndose por la ventana e iluminando tenuemente la escena.
-Tuve miedo…temor de enamorarme aun mas de una mujer tan distinta a las demás…me deje influenciar…-siguió reprochándose Dorian mientras lloraba sin consuelo.
-Claro, era de esperarse, un hombre como tú no podía amar a alguien tan poca cosa para tus amistades, no podías estar con alguien fuera de su estilo, tenias que complacerlos…-agrego molesta.
-Él no quise en verdad hacerte daño, cometió un error…-intervino Uriel al aparecer nuevamente como todo buen ángel.
-¡Pero lo hizo y ya nada puede remediarse!-grito la chica al sentirse encarcelada entre el amor y el coraje.
-Tú así lo quisiste, fue tu decisión…-contestó serenamente el ángel.
-¡Él me obligó, sabia a la perfección que le entregué mi vida pero sus mentiras me llevaron a terminar con esto que me estaba asfixiando, por eso tragué esas pastillas, para acabar con todo!-siguió gritando Elizabeth sin dejar de ver a Dorian mientras sus manos oprimían el vestido blanco que descansaba sobre sus piernas.
-Perdóname Elizabeth, perdóname mi amor…sé que puedes escucharme porque siento tu presencia…-agregó Dorian un poco más calmado al cerrar los ojos para tratar de percibir a su amada.
-En verdad te ama, no dejes que el rencor se apodere de ti y pueda más que el amor tan grande que sientes por él. Tú también cometiste un error al acabar con tu vida y se te está dando la oportunidad de remediarla para conseguir la paz que tanto necesitas…él merece tu perdón…-susurró Uriel al oído de Elizabeth para tranquilizarla.
-Puede sentirme, sabe que estoy aquí- respondió ella al levantarse del suelo sorprendida.
-Ustedes tienen una conexión muy especial, te enamoraste de alguien mágico ¿lo recuerdas?- sonrió el ángel pálido de ojos miel.
Aquella chica lentamente fue acercándose a su hombre al comprender que a pesar de todo lo amaría por siempre. Probó por última vez sus labios carnosos, convirtiendo la angustia en tranquilidad para su alma.
-Te amo…-dijo Elizabeth al oído de su amado.
-Yo también te amo…-contesto él al sentir el calor y el perfume de la chica que amo con desdén.
Elizabeth se despidió pasando la palma de su mano delicadamente por el rostro de Dorian como lo hacía en los viejos tiempos, expresándole así lo importante que era para ella…Sintió la mano de Uriel sobre su hombro indicando que la hora de marcharse había llegado. Elizabeth suspiró y antes de emprender el viaje le preguntó a su ángel -¿Regresara a mi?- Uriel tan solo la miro y abrazándola respondió –Jamás se fue de tu lado…-y cubriéndola con sus inmensas alas, en medio de la penumbra de la habitación emitió una deslumbrante luz que ilumino aquel mágico lugar por completo…
FIN
jueves, 3 de junio de 2010
Regresara a mi? 2da parte
-Pobre, luce tan cansada- pensó Elizabeth y silenciosamente se acercó para darle un tierno beso en la frente y susurrarle al oído -que razón tenias cuando decías que Dorian no era para mí, debí hacerte caso pero no te preocupes, las cosas ahora estarán mejor.
-Elizabeth...te quiero mucho...-respondió aun dormida la señora.
-¡Vaya que buen oído tiene!- pensó sorprendida Elizabeth al no esperar tal respuesta.
Decidió entonces subir a su antigua habitación donde había vivido gratos momentos durante su adolescencia, allí conversaba largo rato con Julia, su mejor amiga, además era el lugar favorito de Dorian para conjugar sus cuerpos extasiados, pues el remolino de pasión eclipsaba sus cuerpos desnudos haciendo buen contraste con las estrellas esparcidas en el techo...
Había tantos recuerdos pasando por la mente de Elizabeth siendo imposible ordenarlos...Su tocador estaba tal como ella lo había dejado la noche en que terminara su relación con Dorian; aún estaba la foto rota tras su desesperación y un poema escrito en el espejo, reflejando sobre él los sueños rotos y el desahuciado deseo de la persona amada... Se recostó en la cama para contemplar por última vez las estrellas que tantas veces presenciaron una historia de amor sacada de un cuento de hadas, inevitablemente la lágrimas se desbordaron de aquellos ojo hundidos en la penumbra de un corazón herido...
-¿Regresara a mi?- preguntaba a sus fieles cómplices.
Se hacía tarde y Elizabeth pensaba visitar a Julia; sabía que estaría molesta por no haber seguido sus consejos, cegándose ante la advertencia de su amiga al descubrir el engaño de Dorian, pero necesitaba verla...Salió de la habitación y bajo lentamente las escaleras evitando despertar a su madre que yacía descansando tras un largo día de lagrimas... La lluvia había desaparecido abriendo paso a los rayos de sol que delineaban un hermoso arcoíris. Se dirigió al parque cerca de la avenida principal en donde Julia solía acudir con Melanie, su pequeña hija. Elizabeth presentía que ahí la encontraría, tal vez aun molesta por desconfiar de sus palabras o quizás feliz porque finalmente le daría la razón...
Sentada en una banca se encontraba Julia observando sigilosamente cada movimiento de su hija en aquel columpio que tanto divertía a la pequeña. Temerosamente Elizabeth se acerco a su amiga...
-Perdóname...- Dijo sentándose junto a ella mientras dirigía su mirada hacia la pequeña Melanie, quien recogía luego de columpiarse algunas flores que dormían sobre el pasto formando un abstracto camino hacia su madre.... Elizabeth no encontró respuesta de aquella mujer de piel canela, sin embargo continua hablando...
-Aun sigues enfadada pero fue la única manera de olvidarlo...si tan solo te hubiera creído cuando...
-Espero que así te sientas mejor Elizabeth- Concluyo Julia y con la tristeza a punto de excederse se levanto para tomar a Melanie entre sus brazos, abandono el racimo de flores en la banca y se marcho. El retoño de Julia sonrió y dijo adiós agitando su pequeña mano a Elizabeth...Permaneció sentada ahí un largo rato, una extraña sensación recorría su cuerpo, eso la hacía sentir aliviada un poco...Nuevamente apareció de la nada Uriel con un obsequio para ella...
-¿Y esto?- pregunto confundida ante el gesto amable.
-Eres tú, una obsidiana pura, simboliza el comienzo de una nueva etapa -respondió Uriel acariciando el cabello de la chica y mirándola tiernamente.
-Al principio de los tiempos todo era oscuridad...-sonrió Elizabeth al comprender lo que Uriel trataba de decir, a lo que él, contemplando el cielo que se teñía del atardecer respondió serenamente.
-Exacto, estas dejando el dolor atrás para encontrar paz en tu corazón...-dicho esto Uriel suspiro y la miro nuevamente
-¿Sabes? tu me recuerdas mucho a Dorian- Elizabeth sutilmente se acerco a Uriel, quedando frente a su rostro...su cercanía era tanta que Uriel podía percibir el vaho de aquella chica...Uriel acaricio el rostro de Elizabeth mientras ésta cerraba sus ojos, suevamente aquel joven de mirada seductora acerco sus labios a los de la chica, lográndolos tocar suavemente con un ligero rose...
- Pero yo soy mucho más guapo que él...-Uriel había logrado su objetivo, robar de ella una sonrisa...
-Elizabeth...te quiero mucho...-respondió aun dormida la señora.
-¡Vaya que buen oído tiene!- pensó sorprendida Elizabeth al no esperar tal respuesta.
Decidió entonces subir a su antigua habitación donde había vivido gratos momentos durante su adolescencia, allí conversaba largo rato con Julia, su mejor amiga, además era el lugar favorito de Dorian para conjugar sus cuerpos extasiados, pues el remolino de pasión eclipsaba sus cuerpos desnudos haciendo buen contraste con las estrellas esparcidas en el techo...
Había tantos recuerdos pasando por la mente de Elizabeth siendo imposible ordenarlos...Su tocador estaba tal como ella lo había dejado la noche en que terminara su relación con Dorian; aún estaba la foto rota tras su desesperación y un poema escrito en el espejo, reflejando sobre él los sueños rotos y el desahuciado deseo de la persona amada... Se recostó en la cama para contemplar por última vez las estrellas que tantas veces presenciaron una historia de amor sacada de un cuento de hadas, inevitablemente la lágrimas se desbordaron de aquellos ojo hundidos en la penumbra de un corazón herido...
-¿Regresara a mi?- preguntaba a sus fieles cómplices.
Se hacía tarde y Elizabeth pensaba visitar a Julia; sabía que estaría molesta por no haber seguido sus consejos, cegándose ante la advertencia de su amiga al descubrir el engaño de Dorian, pero necesitaba verla...Salió de la habitación y bajo lentamente las escaleras evitando despertar a su madre que yacía descansando tras un largo día de lagrimas... La lluvia había desaparecido abriendo paso a los rayos de sol que delineaban un hermoso arcoíris. Se dirigió al parque cerca de la avenida principal en donde Julia solía acudir con Melanie, su pequeña hija. Elizabeth presentía que ahí la encontraría, tal vez aun molesta por desconfiar de sus palabras o quizás feliz porque finalmente le daría la razón...
Sentada en una banca se encontraba Julia observando sigilosamente cada movimiento de su hija en aquel columpio que tanto divertía a la pequeña. Temerosamente Elizabeth se acerco a su amiga...
-Perdóname...- Dijo sentándose junto a ella mientras dirigía su mirada hacia la pequeña Melanie, quien recogía luego de columpiarse algunas flores que dormían sobre el pasto formando un abstracto camino hacia su madre.... Elizabeth no encontró respuesta de aquella mujer de piel canela, sin embargo continua hablando...
-Aun sigues enfadada pero fue la única manera de olvidarlo...si tan solo te hubiera creído cuando...
-Espero que así te sientas mejor Elizabeth- Concluyo Julia y con la tristeza a punto de excederse se levanto para tomar a Melanie entre sus brazos, abandono el racimo de flores en la banca y se marcho. El retoño de Julia sonrió y dijo adiós agitando su pequeña mano a Elizabeth...Permaneció sentada ahí un largo rato, una extraña sensación recorría su cuerpo, eso la hacía sentir aliviada un poco...Nuevamente apareció de la nada Uriel con un obsequio para ella...
-¿Y esto?- pregunto confundida ante el gesto amable.
-Eres tú, una obsidiana pura, simboliza el comienzo de una nueva etapa -respondió Uriel acariciando el cabello de la chica y mirándola tiernamente.
-Al principio de los tiempos todo era oscuridad...-sonrió Elizabeth al comprender lo que Uriel trataba de decir, a lo que él, contemplando el cielo que se teñía del atardecer respondió serenamente.
-Exacto, estas dejando el dolor atrás para encontrar paz en tu corazón...-dicho esto Uriel suspiro y la miro nuevamente
-¿Sabes? tu me recuerdas mucho a Dorian- Elizabeth sutilmente se acerco a Uriel, quedando frente a su rostro...su cercanía era tanta que Uriel podía percibir el vaho de aquella chica...Uriel acaricio el rostro de Elizabeth mientras ésta cerraba sus ojos, suevamente aquel joven de mirada seductora acerco sus labios a los de la chica, lográndolos tocar suavemente con un ligero rose...
- Pero yo soy mucho más guapo que él...-Uriel había logrado su objetivo, robar de ella una sonrisa...
martes, 1 de junio de 2010
Regresara a mi? (cuento)
Elizabeth tomaba aquel café amargo mientras observaba al cielo llorar lentamente en una tarde de abril: Recordaba el rostro de Dorian mirándola tiernamente y se preguntaba -¿regresara a mi?-...La respuestas era incierta pues no lograba ver con exactitud las figuras reflejadas en el oscuro liquido como lo hacía hace algunos años.
-Maldición...-murmuraba mientras sorbo a sorbo su lengua degustaba el sabor de la bebida...Varios intentos fallidos y siempre la misma pregunta rondando a cada momento... Nuevamente la melancolía se apoderaba de ella al percibir el aroma de Dorian esparcido sutilmente por la habitación...
-Aun huelo tu perfume...-sollozaba al cerrar los ojos tratando de no dejar escapar aquella esencia. Un inesperado golpe sobre la cama hizo saltar a la trigueña chica derramando el café en ese delicado cuerpo manchando el diminuto sostén rosado que levantaba sus encantos...
- ¿No piensas levantarte de la cama?...es casi media día- dijo con un gesto noble Uriel ...Sin palabras y con un frio guiño Elizabeth desvió su mirada viéndolo con cierta indiferencia, quitándose el sostén se levanto y sin pudor alguno decidió vestirse ante la mirada atónita del joven que fijamente observaba la pantaleta ajustada que dejaba ver en ella su inocencia impresa con tenues colores...
-¿Y como estas?-pregunto el chico al tiempo en que sus manos jugueteaban entre si, esto para disimular el nerviosismo ante su pregunta...
-Supongo que bien...ahora estoy más tranquila...-respondió serenamente la joven.
-Bueno esto lleva tiempo, es todo un proceso, yo pasé por lo mismo, es cuestión de aceptar la realidad por más difícil que sea...
-¡No compares!...nunca amaste tanto como yo lo hice, jamás entregaste tu vida a esa persona...jamás...-Elizabeth se despojo de palabras, pues al mirar la foto de Dorian recordó sus últimas vacaciones juntos, su voz comenzó a cortarse sintiendo nuevamente esa daga hiriendo al corazón. Terminó de vestirse y se despidió de Uriel dejándolo en el departamento, mientras él tan solo mostro aquella sutil sonrisa en señal de apoyo hacia Elizabeth...
Elizabeth bajó lentamente las escaleras del edificio recordando el disfrute de los dulces besos que Dorian le robaba en cada encuentro. Un enorme deseo de llorar recorría cada poro de su cuerpo al saber que el sueño se había terminado; jamás sentiría sus labios ni volvería a abrazarlo y decirle lo importante que era para ella...Sin importar el celeste llanto de aquel día salió del edificio; tal vez recordar su infancia ayudaría un poco a aminorar su tristeza, disfrutar nuevamente las gotas de lluvia empapando su rostro le animarían, la harían sentirse otra vez viva... Caminó completamente mojada a casa de su madre, quién recostada en el sofá profundamente dormía...
-Maldición...-murmuraba mientras sorbo a sorbo su lengua degustaba el sabor de la bebida...Varios intentos fallidos y siempre la misma pregunta rondando a cada momento... Nuevamente la melancolía se apoderaba de ella al percibir el aroma de Dorian esparcido sutilmente por la habitación...
-Aun huelo tu perfume...-sollozaba al cerrar los ojos tratando de no dejar escapar aquella esencia. Un inesperado golpe sobre la cama hizo saltar a la trigueña chica derramando el café en ese delicado cuerpo manchando el diminuto sostén rosado que levantaba sus encantos...
- ¿No piensas levantarte de la cama?...es casi media día- dijo con un gesto noble Uriel ...Sin palabras y con un frio guiño Elizabeth desvió su mirada viéndolo con cierta indiferencia, quitándose el sostén se levanto y sin pudor alguno decidió vestirse ante la mirada atónita del joven que fijamente observaba la pantaleta ajustada que dejaba ver en ella su inocencia impresa con tenues colores...
-¿Y como estas?-pregunto el chico al tiempo en que sus manos jugueteaban entre si, esto para disimular el nerviosismo ante su pregunta...
-Supongo que bien...ahora estoy más tranquila...-respondió serenamente la joven.
-Bueno esto lleva tiempo, es todo un proceso, yo pasé por lo mismo, es cuestión de aceptar la realidad por más difícil que sea...
-¡No compares!...nunca amaste tanto como yo lo hice, jamás entregaste tu vida a esa persona...jamás...-Elizabeth se despojo de palabras, pues al mirar la foto de Dorian recordó sus últimas vacaciones juntos, su voz comenzó a cortarse sintiendo nuevamente esa daga hiriendo al corazón. Terminó de vestirse y se despidió de Uriel dejándolo en el departamento, mientras él tan solo mostro aquella sutil sonrisa en señal de apoyo hacia Elizabeth...
Elizabeth bajó lentamente las escaleras del edificio recordando el disfrute de los dulces besos que Dorian le robaba en cada encuentro. Un enorme deseo de llorar recorría cada poro de su cuerpo al saber que el sueño se había terminado; jamás sentiría sus labios ni volvería a abrazarlo y decirle lo importante que era para ella...Sin importar el celeste llanto de aquel día salió del edificio; tal vez recordar su infancia ayudaría un poco a aminorar su tristeza, disfrutar nuevamente las gotas de lluvia empapando su rostro le animarían, la harían sentirse otra vez viva... Caminó completamente mojada a casa de su madre, quién recostada en el sofá profundamente dormía...
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